Dicen que cada 7 años el hombre da un cambio significativo. Un cambio a nivel corporal, emocional y mental. Un revolución del ser que es evidente a los 7 años (cuando somos niños) y a los 14 (cuando somos pavos adolescentes). Pero que a partir de aquí no se hace tan notable. Quien recuerda la revolución de los 21? Imagino que muchos. Quién recuerda la de los 28? Ya somos menos... Recuerdan la de los 35? La de los 42? ...
Rudolf Steiner hace más de cien años hablaba de estas etapa, y las organizaba en bloques de 7 años. En mi vida, la matemática de los 7 años, no cuadra. Pero no creo que eso me haga ser más extraño como humano. Los ciclos cada uno los vive a su ritmo; en esto estoy seguro. Pero lo realmente importante es que los ciclos no acaban con la adolescencia. Aún hay más!
Claro que la adolescencia es el momento más extraño, duro, emocionante y loco de todos. Y los que sobreviven a ella parece que ya son, que ya terminaron su transmutación, que son personas por fin. Que, gracias a Dios, todo ha terminado.
Y un cuerno! Los ciclos siguen, siguen y siguen. Y lo peor es cuando no te das ni cuenta. Cuando ya crees que eres una cosa, y que lo que has construido en tu vida te sirve, pero te das cuenta de que has vuelto a cambiar y no eres igual. Que, por mucho que te gustaría, que insistas, la vida que llevas no te sirve. Esa sensación de ir a rebufo de uno mismo. Que mi ser va creciendo y cambiando y a veces la imagen que tengo de mi mismidad no ha cambiado en más de 7 años! ... y estoy anticuado de mi mismo.
Como los 3 cerditos que van construyendo sus hogares en cada etapa de una manera y lo que le servía al pequeño no le sirve al mediano. Y lo del mediano no le sirve al grande. Así me descubro ahora, viendo imágenes nuevas en el espejo, viéndome diferente. Como una pequeña Ricitos de oro que se adentra en bosques nuevos y descubre hogares nuevos y se atreve a entrar, probando las sillas, probando las nuevas formas de estar en el mundo, probando a estar en un sitio y otro... y otro. La inconformable Ricitos se empeña en buscar nuevos asientos en la vida, nuevos tronos. Pero la persigue la inocencia infantil y tiende a sentarse otra vez en el sitio de la silla pequeña. Date cuenta!! Ya no te sirve!, Puedes intentar encajar tu gran culo en esa mini silla, pero solo conseguirás destrozarla. Has vuelto a crecer Ricitos. Han pasado 7 años. No es hora de dormir, es hora de buscar un nuevo hogar.
Podemos notarlo en que las cosas que nos entretenían, ya no nos gustan. Las actividades que organizábamos ya no nos apasionan. Aquello que creíamos que nunca nos cansaría, nos lleva al tedio.
Ojalá no perdamos de vista los cambios. Ojalá estemos atentos a nosotros mismos y lo que realmente necesitamos en cada una de las etapas de nuestras vidas. Atrevernos a salir de la zona de confort, del mundo conocido y nos adentremos en el bosque con la maleta liviana, preparados para la nueva etapa, para el nuevo ciclo.
Hay que ver... ¡Con el gusto que le tenía cojido a esta forma de ser y ya estamos cambiando otra vez!
Francisco Jorquera Amador
13 de noviembre de 2023